Mi nena, desde los 6 meses, aprendió a reconocer hasta el estacionamiento de la clínica. Cada mes, la visita de control al pediatra se iba haciendo más complicada. Cerca del año, tuvo una gripe muy fuerte por la que tuvimos que estar una noche completa en la emergencia… tantos exámenes y revisiones en tan poco tiempo fueron el detonante de su temor. Ahora no era sólo el pediatra lo que la estresaba, cualquier lugar de colores parecidos a la clínica o cualquier persona vistiendo una bata blanca la hacían llorar irremediablemente.
Allí el pediatra me sugirió que viera con ella la “Doctora Juguetes”, de disney. Un poco escéptica al respecto, busqué la serie infantil “por no dejar” y me senté a verla con ella. La verdad, debo confesar que la nena se enganchó rápidamente con la historia y comenzó a hacernos “chequeos” a papá y mamá, como si ella fuese un médico. Una tarde, papá la sorprendió con una maletica de doctora que trae su estetoscopio, una inyectadora, el aparatito para revisar los oídos, un tensiómetro y unas curitas… ¡y ese día nos tuvo hasta media noche revisándonos y dándonos diagnósticos!
Con ella resultó de lujo ver la serie, explicándole que a todos les da miedo el doctor –como le pasa a los juguetes que atiende la muñequita- y que la intención del médico siempre es hacerles sentir mucho mejor. Y claro, no es que ahora va al doctor como quien va a una fiesta, pero va mucho más tranquila y permite que la revisen sin mayor problema.
Es un alivio que pueda ponerse entre dibujos y canciones esas situaciones que a veces estresan tanto a nuestros pequeños. Familiarizarse con esa profesión, viendo lo importante que es, y sobretodo entendiendo que es normal angustiarse pero que el beneficio siempre es mayor, ayuda mucho a nuestros nenés a manejar con más tranquilidad esas visitas al doctor… que tampoco a los adultos nos gustan mucho cuando nos tocan, pero que estamos conscientes de lo necesarias y útiles que son.