Actividad: Pintura Ecológica
Actividad: «EcoManualidades»
Actividad: Pintura Ecológica
Actividad: «EcoManualidades»
Actividad: Obra infantil La Aventura de Akira
Temporada: Del 6 de julio al 01 de septiembre, sábados y domingos, a las 3:00 pm.
Lugar: Teatro Premium, Centro Comercial Galerías Los Naranjos
Costo: 165 bolívares
El pequeñín está en su silla de comer, viendo una película en el iPad, cuando advierte que se ha quedado solo. Hace un quejido que rápidamente se apaga ante la música de la próxima escena. Me asomo discretamente, sin que él me vea, a revisar que todo esté bien… pero sus ojos ya se han adentrado en la brillante pantalla. Como cualquier mamá, conociendo el tiempo de cada uno de mis hijos, apuro el paso arreglando a la hermana en la habitación de al lado.
El peinado de la niña no me queda perfecto, pero continúo ahora buscando el zapato izquierdo de la nena que siempre se cuela bajo la cama, porque sé que la canción durará apenas dos minutos más. La chiquita corre a hacer su entrada triunfal a la cocina, mira a su hermano y dando una suerte de vuelta le pregunta en su media lengua “si está linda”. El nené apenas la ve y voltea rápidamente hacia la puerta del cuarto, buscando a mamá. Justo cuando él se dispone a llamarme con todas sus fuerzas, está llenando de aire sus pulmones en el momento en que mami aparece de la nada, desde el piso salta todo lo alto que puede como si tuviera resortes en los pies… y es ahí cuando, después del medio segundo que le toma sobreponerse al susto por la sorpresa, el bebé suelta una carcajada divina. Debo confesar que si alguien me hubiera dicho que la mitad de mi día iba a pasarla felizmente arrastrada por el piso o escondida detrás de puertas y columnas para aparecer de pronto y arrancarles esas risas ruidosas a mis hijos, muy probablemente no le hubiera creído.
Esas risas espontáneas tan sabrosas, tan contagiosas, tan genuinas… inundan y plenan el alma de mamá. Esas que abarcan hasta los ojos y son imposibles de ocultar o detener. Esas que comienzan en el pequeñín y no terminan en la hermanita mayor, porque apenas ahí comienza un ciclo casi infinito que aderezamos con besos y cosquillas en nuestro mejor intento por eternizarlo. Y es que cuando los oigo carcajearse, sin reparo de volumen, sin importar que mami siempre haga exactamente la misma escena… es cuándo más me pregunto cómo es que había podido vivir sin mis nenés.